
Analógicamente, el instrumento por excelencia de la actividad política es el poder. Afirmación que tras el análisis y el estudio del presente tema se corroborada; ya que el poder, es el medio que permite la consecución de los proyectos políticos. A través del cual, las decisiones políticas obtienen la obediencia. Base del compromiso político de estos movimientos, dado de manera progresiva tras la victoria “democrática”, especialmente en Alemania e Italia porque el fascismo español es una peculiaridad que aunque lo intenta no logra arraigarse. "La sociedad española sería, en todo caso, franquista, pero ni falangista ni nacionalsindicalista" (Luis Palacios Bañuelos. Universidad Rey Juan Carlos. Madrid, enero de 2000).
Por otro lado, el ejercicio del poder nos conduce al de la legitimidad (“otra cara del poder”) Así, la legitimidad tiene que ver con la percepción subjetiva que tiene el obediente y que le mueve hacía un comportamiento de obediencia sin resistencia.; que según Weber, se da por tres razones: la traición, la aceptación racional de principios previos y el carisma. Lo cual, ratifica la hipótesis de que el carisma del líder va unido al mito de masa y al mito popular de los líderes fascistas. Aunque sea la masa la que de fuerza al líder, sin el carisma de éste no habrían tenido lugar los fascismos. Ya que es su visión carismática la que les ayuda a “aprovecharse” de la coyuntura económica, política, social y cultural. Pese a que algunos autores pongan en duda su propia existencia. Mi propuesta, viene de hecho rebatida por quienes afirman que el fascismo no ha sido un movimiento político autónomo como una ideología, una cultura y un sistema político propios como el liberalismo o el comunismo más sólo un “epifenómeno” (para escribir esto, cito a Emilio Gentile; contrario a este supuesto). Por tanto, bajo este punto de vista, el fascismo, en consecuencia, sería una total negatividad histórica.
Finalmente, esta idea de legitimidad, se relaciona con dos conceptos: Potestas (vs) Autoritas. En palabras del profesor Prieto, si no me equivoco, la potesta es el poder (desempeñar el cargo) y la autoritas es algo más sutil, deriva del autor. Es una persona por encima de otros, carismática. Y la autoritas da legitimidad junto a la potesta. Tanto Hitler como Mussolini poseen ambas cualidades. Tienen la potestas (el poder) y la autoritas que les da la legitimidad para el triunfo de la revolución fascista. Sin embargo en España la legitimidad se adquiere por golpe de Estado y la revolución fascista nunca se llega a producir pese a ese intento inicial de Franco.
Ya como conclusión final personal, pese que en un principio el tema presentado en esta entrada me eligiera a mí (dado que en el momento de la elección,por descarte,me bombardeara a nivel personal), no pensé que tras la lectura de diversos libros me pudiera interesar el fascismo español. Me ha sorprendido el alto número de ideólogos frustrados que intentaron hacer la revolución en nuestro país.

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